Uno de los peligros más agresivos para el liderazgo efectivo, es sin duda, cuando tenemos un falso líder o liderazgo destructivo, bajo la máscara de atención y cordialidad, consideremos, por ejemplo, una persona que llega te saluda, pero cuando se dirige al equipo es autocrático y jerárquico, cuando menos, ya que la idea es imponerse sobre sus colaboradores.
Según Aasland, Skogstad, Notelaers, Nielsen y Einarsen (2010) se considera liderazgo destructivo todo aquel conjunto de comportamientos sistemáticos llevados a cabo por un líder, supervisor o directivo que violan el legítimo interés de una organización socavando o saboteando sus objetivos, tareas, recursos y eficacia y reduciendo la motivación, bienestar y satisfacción de sus empleados.
No necesariamente existe intencionalidad, sino que puede deberse a una falta de capacidad para gestionar adecuadamente a la empresa, a los ejecutivos, puestos intermedios y claro al colaborador de menor jerarquía.
¿Cómo afecta el liderazgo a nuestra salud laboral? ¿Y a nuestro rendimiento?
Si lo que deseamos es tener un liderazgo sostenible y que además sea resiliente, debemos de observar estos 4 tipos o corrientes de liderazgo que eliminan esta posibilidad en muchas empresas:
Bueno antes que nada desafortunadamente se combinan unos con otros en mayor o menor grado, y pueden ser compatibles con rasgos de liderazgo que no necesariamente tienen que ser negativos.
Por ejemplo, un supervisor o director de una empresa puede tener formas de hacer las cosas que perjudiquen a su organización, pero también otras que neutralicen ese daño y de esta forma sobreviva el negocio.
Liderazgo tiránico:
Esta clase de liderazgo se basa en situar por encima de todo las metas y finalidad de la organización a costa de sus empleados, en lugar de a través de ellos, la cruda realidad es que se puede esperar una forma de dirigir a los empleados que sí se asemejaría bastante a la forma de dirigir de una persona con rasgos psicopáticos, enmascarando el bien de la empresa y no tendrá problema alguno en humillar, menospreciar y manipular a sus empleados para conseguir llevar a cabo su objetivo.
Liderazgo descarrilado:
Esta clase de liderazgo destructivo es todavía peor, si se cumple la primera y se combina con esta, entonces a ese desprecio generalizado sobre sus empleados, este se reproduce en conductas de acoso y humillación a los mismos, se da en paralelo un desprecio sobre la propia organización, incumpliendo las labores propias de su responsabilidad y que se reflejan en prácticas como el absentismo laboral, el fraude o la sustracción de recursos de la empresa.
Liderazgo desleal:
Es una cualidad que se deriva de un liderazgo bueno, por ejemplo cuando revisamos algunos aspectos del liderazgo ético incidimos en el detalle de que un directivo ético que tuviera una preocupación especial por sus empleados, no necesariamente iba a ejercer de buen líder, por lo que de esta forma el líder desleal prioriza por encima de todas las cosas el conseguir el apoyo de sus empleados, incluso aunque eso provoque un perjuicio leve sobre la empresa y muy fuerte para sus colaboradores, se trata de un tipo de liderazgo que no esconde malas intenciones, pero que puede resultar dañino para la organización en el caso de que no sepa ver los límites de ese clima de intimidación que pretende generar, pues puede llegar a provocar lo contrario de lo que busca, “conservar a sus empleados”.
Liderazgo laissez-faire:
Pues bien, este tipo de liderazgo, tiene un nombre más técnico, parecido a las enfermedades mentales, sin retorno, bueno este tipo de liderazgo tiene la particularidad de que probablemente sea el que le resulte más familiar a la mayoría de la gente, sin duda se trata, como el mismo nombre indica, de un líder que por su posición debería tomar decisiones, pero que en la práctica opta o bien por delegar esa toma de decisiones sobre otras personas o mucho peor, no dejar claro de ningún modo a quien corresponde la toma de decisiones.
Esto último no puede generar otra cosa que el caos dentro de una organización, ante la exigencia del supervisor o directivo, el empleado se siente frustrado por no saber exactamente a quién acudir cuando se debe resolver alguna situación, en algunos casos puede generar un clima de calma relativa, pero en realidad lo que esconde es la ceguera ante los problemas que esa persona debe resolver, ya que no permite que nadie más tome alguna decisión que él no aprobara y que tarde o temprano terminan por formar una bola tan grande que explota en forma de conflicto, no necesariamente existe mala intención por parte del líder, sino que se debe más bien a una cuestión de falta de recursos para ocupar el cargo.
Sé que este tipo de liderazgos las empresas maduras e inteligentes, ya lo han erradicado, en retrospectiva, no se trata de emporios o negocios con muy altos ingresos y estructuras, se trata del objetivo del negocio por ser competitivo y con resultados, sin embargo, el estudio nos indica que aún se encuentran estos tipos de líderes muy arraigados en algunas empresas.
Estudio base:
The Oxford Handbook of Leadership – References Aasland, M. S., Skogstad, A., Nielsen, M. B., 86 Einarsen, S. (2010).
Saludos
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